Buenos días damas y caballeros. Vamos a hablar de una tela amada por muchos y con muy mala fama para otros. Este es un artículo imparcial, con el que queremos derribar muchos de los mitos que existen sobre ella.
Para comenzar con nuestros argumentos a favor de las telas de terciopelo, hagamos un pequeño recorrido por su historia.
El terciopelo: su origen
Si buscas información sobre el origen de esta tela, aún no queda claro quien invento este tejido. Aunque todo a apunta a que sus orígenes están en la antigua China y Egipto. De lo que si hay constancia histórica es de que el terciopelo comenzó a ser más conocida en el siglo XIV, en el Renacimiento Italiano. Los mercaderes de la época consiguieron concentrar los recursos y habilidades necesarios para comercializar esta tela, creando la atmósfera perfecta de oferta y demanda.
Producir terciopelo requiere de una enorme cadena de recursos y una mano de obra muy especializada. El proceso de fabricación requiere de múltiples tareas como el cultivo de los gusanos de seda, el procesamiento de los capullos para eliminar los filamentos de seda, el hilado del hilo, la limpieza del hilo y su devanado, el montaje del telar con el hilo, el proceso de tejido y finalmente la inspección de la tela obtenida, para asegurar su calidad.
El hecho de que el proceso sea tan complejo, hacía que se elevara su precio, por lo que solo las clases sociales más acomodadas podían permitirse este lujo.
El terciopelo: una tela hedonista
El terciopelo se teje de una forma determinada para poder ofrecer esa textura cálida y cómodo que lo diferencia. Se pueden obtener dos tipos de terciopelo: un terciopelo cortado o un terciopelo sin cortar. El terciopelo con corte tiene un brillo distinguido y una profundidad del color que cambia de tono cuando la luz se refleja en él desde diversos ángulos.
Esta característica del terciopelo se presta extraordinariamente bien a las gamas de colores más profundas y lujosas. Negros profundos, blancos brillantes, púrpuras pomposos y rojos sangre-vino son sólo algunos de los colores más elegantes que se pueden obtener con el terciopelo. Incluso se puede añadir un toque de eminencia con hilos de oro o plata tejidos al terciopelo.
El terciopelo: aprender a valorarlo
More common fabrics are simple, easy to maintain. Rip it off your sofa, chuck it in the washing machine and give it a couple of spins. Leave it out to dry and that’s it. But no, a royal fabric like velvet is not going to stand for such coarse treatment. You need a tender and gentle touch with a damp washcloth. And proper pampering with a dry clean. Something those machine-washable cottons will never get!
El terciopelo: una tela que te mantiene productivo
A todos nos ha pasado… Es otra tarde aburrida en la oficina y tu café doble no te ha dado el empujón de energía que necesitas. ¡Es hora de una vigorizante siesta! Te acercas al elegante sofá de terciopelo de tu oficina y te entregas a las manos de Morfeo, sin poner ninguna alarma para despertarte. ¡Y no lo necesitas! Porque con el terciopelo te despertarás en 20 minutos cuando tu cuerpo se caliente por la tela del sofá.
Pongamos el ejemplo contrario:
Supongamos que es un día frío de invierno (a no ser que estés en Canarias), y acabas de entrar en tu casa después de un largo día de trabajo. Te tumbas en tu sofá frío y decides pasar ahí la tarde. Pero ahora imagina que le pones una elegante funda de terciopelo a tu sofá y cuando llegas del trabajo te tumbas en un agradable y cómodo sofá que te abraza cálidamente. Suena mejor, ¿verdad?
Atrévete con el terciopelo y consigue dar ese toque cálido, cercano y exclusivo a tu sofá. Como por ejemplo con esta funda para sofá Ektorp que tiene la tela de terciopelo Rouge Ash.
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¡Y esto es todo amigos!
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